1880. El comienzo de una gran aventura familiar. En esta fecha, hoy simbólica para la empresa, cuatro hermanos Bastide se instalaron en Alès (Gard) para dedicarse al comercio de loza, alfarería y cristalería. Animados por el respeto a la artesanía y el amor a los materiales nobles y vivos que son la cerámica y el vidrio, esta hermandad de empresarios de las Cevenas se embarcó en un proyecto que se extendería a lo largo del siglo siguiente.